La cultura pop tiene un vínculo complejo
con la sociedad de consumo, que – en estos momentos – las relaciona de manera
casi definitoria. Si bien en los inicios
el juego pop tuvo una carga variable de ironía, oposición y construcción
alternativa de espacios, en la actualidad,
la cultura de consumo ha encontrado en la cultura pop una vía amigable
de llegar a la gente, sobre todo a la gente joven, a la cual le ofrece no uno
sino varios espacios de realización de sus deseos de difuminar los límites
entre la fantasía, concebida como una fiesta de la imaginación, y la realidad,
la cual – además del gusto cada vez mayor por los simulacros – ha adoptado la
apariencia de la vida como fiesta, a través de objetos y escenarios. Esta
tendencia de la cultura pop, de ir al encuentro de la sociedad de consumo en
una especie de fusión ventajosa para el culto al artificio, bajo pretexto de
exaltación de la creación y la fantasía del individuo, ha sido motivo de
rechazo del pop por otras culturas alternativas, que surgen en coexistencia con
la cultura pop: la cultura punk y la cultura glam. La cultura punk, en la cual
se reconoce el impulso autodestructivo beat, lleva al grupo el deseo de
destrucción, anárquico y sin horizontes, pero no falto de cierto sentido de la
celebración de su expresión. La celebración punk es una fiesta al revés, en el
sentido de que no se trata de un estado de ánimo eufórico, aunque si se trata
de un estado de ánimo exaltado. Es significativo que esta fiesta al revés
invade todos los territorios de la creación, a la vez que invade las calles y
los hogares. Por su parte, la cultura glam cultiva un alto grado de
exageración, que la relaciona más que todo con los espacios de
espectáculo, y pone en marcha una
sobredimensión de las cosas que comparte con el punk, pero su realización va en
otra dirección. Mientras que el punk iba del pop hacia el “ submundo”, hacia la
realidad visceral de la psicología del individuo y del grupo , dominada por el
enojo, el glam iba en la dirección contraria , hacia la evasión completa en el
“sobremundo” de la imaginación, donde la fantasía no obedece a las reglas y
vive una especie de cuento de hadas surrealista. El punk cultiva una especie de
infierno, el glam una especie de paraíso, mientras que el pop se dedica a
reformular y rediseñar la realidad cotidiana. Porque tanto el infierno punk como el paraíso glam
son vocaciones exploratorias de realidades simbólicas mientras que la realidad pop es una
alteración de la propia realidad. No obstante, más allá de las claras
diferencias, las tres culturas comparten la frenética búsqueda de la fiesta,
como integración social, simbólica y esencialista.
Fiesta pop:
Fiesta punk:
Fiesta glam:
¿ A qué se debe la presencia nuclear del
concepto de fiesta en estas tres culturas ?
Mihaela Radulescu / 12.11.12