Este blog se dirige a una comunidad de investigadores del arte interesados en evaluar los valores de las manifestaciones artísticas en sus contextos históricos sincrónicos y diacrónicos, desde la perspectiva de la dialéctica cultura oficial – contracultura juvenil. La autora, Mihaela Radulescu, es docente e investigadora semiótica.

martes, 23 de octubre de 2012

Herbert Rodríguez


Este es un artículo publicado en la revista Estudio, no 3, Lisboa, Portugal.

Mihaela Radulescu (2011) : “El otro Herbert Rodriguez”, en Estúdio 3. Centro de Investigacao & Estudos en Belas-Artes, Facultad de Belas-Artes Universidade de Lisboa (ISSN 1647-6158). Lisboa, Portugal.

Herbert Rodríguez ( Lima, 1959) es conocido en el Perú por ser un  importante activista cultural , desde los 80 hasta ahora,  y un artista visual que abrió nuevos horizontes a la vanguardia en el Perú, incorporando a la manifestación artística el sentido de la conciencia y  del rescate de la memoria a través de exposiciones temáticas, murales, instalaciones, intervención de espacios públicos, proyectos comprometidos con la realidad peruana. Pero esta es sólo una dimensión, la más conocida, de su obra. Hay una segunda dimensión, que recorre las últimas 3 décadas,  que este artículo pretende rescatar y enfatizar: su obra pictórica sobre soportes diversos, que pone de manifiesto una visión telúrica, de gran fuerza visual, en la cual convergen las figuras míticas del Perú precolombino y las experiencias de la estética del primitivismo, con los rasgos existenciales que ésta convocaba. No faltan huellas del arte graffiti, por ejemplo, pero lo que fluye como una gran corriente a través de los tantos rostros crispados es una explosión de vitalidad,  unida profundamente al dramatismo del ser. En totems , máscaras , objetos ,  pinturas, dibujos, murales, estas representaciones del ser  conjugan lo sagrado y lo profano para manifestarse como una dimensión transversal de la condición humana, desde la perspectiva de un artista que encontró la manera de autorreferrencializarse a través de ellas.

 Herbert Rodríguez (década 2000), Máscaras. Pintura digital.

El arte, en la visión del Herbert Rodríguez 

Para HR el proceso artístico no tiene como finalidad la producción de un objeto
autónomo y separado de la dinámica de lo real, sino - todo lo contrario - debe relacionarse intencional y explícitamente con lo social y lo político, para criticar  y reformula nociones que son parte de estas esferas. Su visión queda ampliamente demostrada por sus proyectos y prácticas artísticas centradas en la generación de valores simbólicos – verdad, justicia, derechos, memoria, identidad -  destinados a intervenir en la memoria colectiva para reforzar la conciencia de sí como ser social. Queda demostrada también por su intervención constante  como activista cultural  que asigna al arte un rol social activo, promotor de cambios. HR postula para el arte contemporáneo un estatus que supera la satisfacción estética como propósito,  para valorar su capacidad formativa, a través de la generación de conocimiento:  arte crítico, que conlleva el análisis de la realidad  basado en la interpretación de las necesidades de las personas.
Su enfoque se generó en la confluencia de la realidad nacional y la reconsideración del estatus del arte a nivel global. La realidad nacional convulsionada de los 70, 80 y 90, planteó ante los artistas la necesidad de representarla, con recursos propios de la cultura peruana, con el fin de hacer pensar y actuar, tomando distancia de los modelos externos. No todos reaccionaron en este sentido. HR lo hizo, desde 1981 con el colectivo EPS Huayco, hasta ahora.


Herbert Rodríguez ( década de los 80). Afiches.


Por otro lado, el estado de autoreflexión del arte contemporáneo, propuesto por Danto (Danto, 1999) para caracterizar lo que el llama el tercer momento del arte ( donde todo puede ser arte pero no todo es arte), junto con la condición difusa de los limites expresivos y la heterogeneidad constituyente de la obra expuesta enfáticamente,  llamó la atención sobre la enunciación enunciada como cuadro fundacional de la comunicación artística, es decir sobre el proceso artístico como receptor de los signos de la realidad, llevando adelante una intención comunicativa, cuyo mensaje no se limita al resultado – pintura, objeto, instalación, performance – sino obliga al observador a pensar en sus referentes. En consecuencia, las representaciones artísticas se deben actualmente a las luchas simbólicas concretas que recorren los contextos, más no a la naturaleza de las cosas ( Bourdieu, 2003), lo que asigna al arte un carácter de representación intencionalmente local. Este carácter, en la perspectiva de  la abolición de las jerarquías y  la liberación de los sistemas de valores y receptividad en la cultura actual (Rancière, 2005) le ofrece al artista contemporáneo el escenario para una creación discursiva, atenta a las características de su sociedad y libre de  obligaciones normativas en cuanto a la expresión artística se refiere.

Crear para comunicar

La obra de HR es recorrida por una dimensión comunicativa esencial:  intervenir en la memoria colectiva con obras – discurso, que  se significan a través de una percepción lúdica, lo que permite de - estructurar y re – estructurar las representaciones de una comunidad a manera de juego simbólico, invitando al observador a participar en la fiesta de los sentidos y tomar actitud. El resultado es un arte discursivo  irreverente e trasgresor, cuyo recurso corriente es la hibridación convertida en procedimento fundacional tanto conceptual como expresivo, que actúa a través de operaciones enunciativas como  la intertextualidad, la ironía, de re – contextualización, la apropiación del espacio público, la mezcla de géneros, la disolución de las fronteras entre información y expresión, la infracción a las reglas académicas, la interdisciplinariedad.

 Herbert Rodríguez ( 1989), Murales contra Sendero.

Discursos y enfoques

Aunque HR es conocido básicamente por sus proyectos artísticos y culturales con mensaje social y político, el objetivo de esta investigación es rescatar aquella línea de creación pictórica que aborda la representación simbólica del ser humano. Efectivamente, el arte de HR se define por un lado en un escenario  local , sustentado en un enfoque sociológico del arte, y por otro en un escenario global, sustentado en  enfoque antropocéntrico ( psicológico y antropológico ). En la obra que se construye en una perspectiva básicamente sociológica, prevalece el discurso sobre la  integración / desintegración social de los peruanos ; en la obra que incorpora valores antropocéntricos,  el discurso se centra en la condición humana. ¿Cómo dialogan estas dos dimensiones que confluyen en la creación de HR ? La primera percepción es  que mantienen a lo largo de los años una interacción de tipo “ lo público y lo privado”o “lo particular y lo universal “. La dicotomía y la interacción gozan de la diferencia entre los soportes de cada una de las dimensiones : pop urbano en un caso, expresionista en el otro.  La segunda, que se trata de dos lecturas de lo vivido, complementarias, que se originan desde la misma visión , enfocada una en el individuo social, partícipe de estructuras y redes de la comunidad  ( el estar en el mundo ), mientras la otra se enfoca en el individuo per se, energía emocional mirándose en el espejo  ( el ser en el mundo).

El discurso sociológico para la escenificación de la memoria peruana

 J.F. Lyotard, en su evaluación epistemológica en el campo de la estética ( Lyotard, 1994) postula un enfoque regional, no universal, para abordar las cuestiones de historia, política, lenguaje, arte, sociedad. El discurso artístico con dimensión sociológica de HR incorpora los conceptos de legitimación, poder, violencia, injusticia, corrupción, diferencia, identidad, a través de los signos de su manifestación local. Para ello recurre  a la  escenificación de la memoria peruana, lo que implica  referencias locales de contenidos y formas, articuladas en torno a tensiones y problemas del Perú.

Jugar con las tensiones de una realidad cultural fragmentada, desordenada y evidentemente transitoria conduce a una legitimación desde el entre de la hibridación: la creación se centra en su poder de articulación de lo diverso. Buscando similitudes, es fácil evocar a Rauschenberg. El
collage funciona como visión articulatoria fundamental, en la cual convergen sobreposiciones, interacciones, justaposiciones, en la mayoría de los casos con una carga ideológica fuerte. El poder, manejado desde la periferie, se transforma en un espectáculo en el cual todo simboliza y que permite de / re-estructurar  el poder oficial.

El discurso antropológico de la condición humana

El discurso artístico de HR que explora la condición humana pone en acción  un nivel  simbólico que se traduce principalmente en el uso de la máscara, transformando el referente en valor y creando una disposición de interpretación en el destinatario. Lo lleva de lo práctico a lo mítico, del objeto al signo, de la función al valor, haciendo reinar el carácter, lo sintético, la empatía, la seducción.  Pone en marcha una retórica implicativa, de índole expresionista, al partir del carácter modelizador de la máscara: reconstituir una realidad a partir de las características pasionales de su interpretación. HR crea un idioma pictográfico que se extiende de los dibujos a los murales y objetos. Los referentes estéticos son el arte popular, el arte bruto, el arte primitivo. La composición es densa pero dinámica, con estructuras formales basadas en la circunvolución y colores brillantes. Buscando similitudes, podríamos pensar en Karel Appel o Corneille. El carácter rudimentario y emblemático del ídolo prehistórico y arquetípico se humaniza en figuras con dramatismo vehemente  y expresividad apasionada. 


                                    Herbert Rodríguez ( izquierda: 1999; derecha 2005)

En la obra de HR hay una convergencia y una interacción central. El discurso sobre el ser humano se hace desde “ adentro”; el discurso sobre la sociedad, desde “afuera”. Los  vínculos con el contexto  son evidentes en el segundo caso. A un sujeto fragmentado le corresponde una realidad fragmentada. La re- construcción del mundo a través del arte – collage conduce a una situación anárquica  o un mosaico, en continua reestructuración. Pero el acto creativo es constructivo, incluso cuando sus mensajes son críticos,  agresivos o destructivos. A la posible disolución del mundo, se le opone una  visión organizadora, la cual articula el mundo y legitima la práctica artística como discurso sobre la realidad. La misma visión organizadora es patente en el segundo caso. La máscara dramática y sus estructuras expansivas, por la composición y la invasión de los objetos y espacios procede a una apropiación del mundo, por las fuerzas de la pulsión vital. El mundo tiene un centro, éste es el ser humano que expande su identidad emocional sobre las cosas. Estamos ante dos estrategias de integración: la primera, por la articulación de los fragmentos de realidad en un discurso que proyecta el cambio de lo existente por la voluntad y los derechos de la comunidad; la segunda, por la apropiación del mundo por la fuerza vital del ser. Los efectos conceptuales son diferentes pero las estrategias que relacionan al ser y al mundo tienen un punto de partida común y un impacto emocional parejo.

Herbert Rodríguez (la década de los 90)


¿ Cómo podría ser enfocado Herbert Rodríguez en la perspectiva de la cultura del pop urbano peruano?

Mihaela Radulescu